viernes, 2 de septiembre de 2011

¡TORPES DE CUIDADO!


 CIENCIA CON PALABRAS ESDRÚJULAS DE SÓTANO 71.

Un Documental dramatizado puesto en escena por la plantilla habitual de actores de rellano y mimos tímidos de Sótano 71. MIMCXVIII.

¿Es usted torpe? Tranquilo, puede admitirlo sin sonrojo, no es necesario que levante la mano o grite su nombre. Sólo asienta. La torpeza adquirida o intrínseca es un mal muy extendido en la actualidad que no cuenta con tratamiento farmacoilógico alguno. Según algunos expertos tomarse dos barras de regalíz no acaba con esta tendencia al desastre, pero disimula el mal aliento. Esos expertos en estos momentos meten sus pertenencias en cajas de cartón y son acompañados al exterior por un guardia de peludos nudillos.

Según el Torpólogo por la Universidad de VayaPelo, Mispipisipis, nos podemos encontrar ante dos tipos de torpeza. La primera es hereditaria. Es transmitida de tíos paternos a sobrinos en la pila bautismal. La proteína L-Manazas se agarra a los flecos de las Atontainalina, gen responsable de la coordinación de extremidades y de la profusión de vello en los pabellones auditivos. Los pequeños tapan con efectividad su inclinación por meter la pata sirviéndose de sus grandes ojos, sus pucheros y sus arrebatadoras sonrisas, cuando no carcajadas. En esta escena vemos como este pequeño resbala con un sonajero y arroja a las lenguas de fuego un incunable boceto del pintor Nicasso en el que apuntó el número de la jefatura de tráfico cuando hablaba por teléfono. Este pequeño cuerpo es consciente de su propensión y se escuda en una sonora carcajada alzando los hombros ante la bobalicona sonrisa de sus padres. Este chico llegará a ministro.

Mientras les ofrecemos unas imágenes no relacionadas de aplicados mozos dejándose las córneas en microscopios de tres pesetas les apuntamos la segunda causa de la torpeza. La adquirida. Un individuo sano, bípedo, mamífero y de coronilla despejada puede contraer los síntomas de la torpeza un martes antes del almuerzo sin ni siquiera notar algún efecto colateral ni andares estúpidos. Vemos a este distinguido intelectual con coderas de piel y chaqueta de tweed servirse la comida en un buffet mientras se come con los ojos a la rubia del cardado. Una simple conjución de ombligoelementos unida a cierta carencia de sintetización de los teloneros de la vitamina D-12 y un no estar en lo que hay que estar y estar en la imaginación elucubrando actos lujuriosos con la prójima desencadenan la tragedia. En cámara lenta vemos como prueba con una pose de tipo interesante mientras le falta barra para apoyarse. Allá va la ensalada de col, muy rica en col para los que sean del gusto de comer col, volando hasta el aparcamiento. El rosbeef bombardeado con microhondas elige vivir su vida y fugarse con un par de manzanas maduras y el tenedor acaba clavado en el sobaco de un Coronel de la Marina. La torpeza puede acarrear consecuencias funestas. Vemos al tipo atado de los pulgares de la antena del destructor con sidecar SSU Mariscal Bonete. ¡Tiene su gracia, sobre todo si le pasa a otro! Hasta otra cerebrito.

¿Cómo puedo librarme de la influencia de ser torpe? ¿Es cierto que puedo ser rechazado por la sociedad? ¿Si abrazo el televisor y siento irrefrenables deseos de contraer segundas nupcias estoy para que me encierren? Son muchas preguntas para un locutor que cobra por horas. Los límites de la torpeza no están definidos, pero sirvan estos ejemplos para que usted, manazas, se lo piense dos veces después de pensárselo tres:

  • Use manoplas. Le costará más agarrar cualquier cosa, y por fuerza tendrá que concentrarse. Así evitará de paso quemarse agarrando el mango por la sartén, rascarse en público y tocar el ukelele.
  • Observe a sus semejantes y obre en consecuencia. Si está rodeado de funambulistas, faquires o saltimbanquis, cambie de amistades. Están en sus cosas del peligro, no se van a dar ni cuenta de que usted falta.
  • No haga nada. Tan sencillo como eso. A cada trabajo encomendado con la mejor de sus voluntades responda “yo lo haría, pero es que se me cae todo”. Mire con ojos de lechuginos al prójimo hacer su tarea. Qué listo es usted, ¿a que sí? ¿Eso que oigo es un bolígrafo garabatear sobre su finiquito?

Es tarea de sesudos estudiosos determinar si el torpe puede convivir en sociedad siendo uno más de la manada o deben ser enviados al espacio muy exterior en cohetes carísimos pintados en rojo y blanco. Hasta la aparición de un remedio milagroso a millón el frasco recuerde: despacito y con buena letra.

Giancarlo Due-Mano Siniestra es Licenciado en Patosología por el Parvulario Don Gusanito y diagnosticado de torpeza supina por vía paterna. Él no ha podido escribir el documental al haberse quedado encerrado en una lavadora, pero nos consta que está de acuerdo en casi todo el contenido, salvando el segundo prelavado.

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