jueves, 29 de abril de 2010

¿HA ENCONTRADO EL HOMBRE EL MANUAL DE INSTRUCCIONES?

TITULAR SESUDO PORQUE QUEREMOS SER AMARILLISTAS Y GAFAPASTOSOS A PARTES IGUALES.

El científico medio ha subido a un brumoso risco. Desde allí, con brazos en jarra y bata al viento, sonriendo de medio lado cual arqueólogo aventurero ha desafiado al mismísimo Hacedor (tm). Una gran actividad de neuronas salteadas al ajillo tiene lugar estos días en el Übercollitzioner Particulem Van GinebremBurgtz ( Chocador de Migajas de Gin-Tonic ). Allí hemos enviado a nuestro experto científico, Sempronio Agasajo, en régimen de media pensión con posibilidad de repetir postre.

- La actividad entre estas paredes de ladrillo visto color ocre es apabullante. Tan pronto puede ver a un azorado científico transportando unos bultos como puede observar a ese mismo pro-hombre dejar las cosas en su sitio tras ser regañado. Ante una pizarra que combina hábilmente largas series de elementos numéricos, ecuaciones de triple tirabuzón que harían llorar a un seminarista rubio y adminículos corporales masculinos dibujados con un enfoque minimalista y tiza del dos, nos recibe el Doctor en Física Discuántica y Remeneo de Partículas Eleuterio Jones.
- Quiero dar la bienvenida a usted, a su prestigioso medio de comunicación y al millón largo de lectores que me comentan tienen cada día.
- Huy, los del periódico serio no han podido venir, por lo visto la hija de un torero ha pedido la nulidad procesal de un juez de asuntos mayores, y está el país mangas por hombro.
- Algo he oído mientras tomaba café. Pero bueno, ¿desean ver las instalaciones?
- ¿He de vestirme de alguna manera especial? ¿Un traje de despresurización atmosférica con un indicador visual laminado de resistencia protónica en espectro de colores quizás?
- Hombre, yo le había preparado una bata de guatiné con un carnet del Parchelona y un imperdible.

Pertrechado con los últimos avances en protección ambiental nos introducimos en la primera estancia. Nada más abrir la puerta no salgo de mi mismo asombro al no encontrar la salida y debo celebrar esta revelación en mitad del pasillo sin alzar la voz, pues toca siesta del parvulario del piso de arriba.

- Es...es increíble, una auténtica maravilla.
- Hemos tenido suerte de contar con presupuesto casi ilimitado, ¡todo sea por la ciencia y la paella de los domingos!
- Han logrado condensar el espacio de una manera tan inconcebible y a la vez tan cercana.
- Y vea, nos caben dos literas.
- ¡Vamos dos literas! Y su mesita de noche con lamparita.
- Pasamos al laboratorio si lo desea.

Abandono el dormitorio queriendo grabar a fuego la disposición de cada mueble, de cada cuadro de arlequines tristes. Lo copiaré aunque por ello sea juzgado por espionaje y condenado a ser insultado por un pelotón de abusones de repetidores de octavo de egb. Se lo comento al Doctor Eleuterio.

- Es normal sentirse así. El choque de la visión mundana de la realidad al penetrar en el sacrosanto centro de la investigación achuchada le ha pasado a todo el mundo. Menos el cartero, que suele poner cara de mustio y de estar de vuelta de todo.
- Vemos aquí, queridos lectores, el prodigioso y colosal Achuchador de Partículas, dispositivo que supone un paso más en la evolución no ya del saber, si no de la especie humana como mamífero autosostenible con agujeros en las orejas. Explíquenos Doctor, en pocas palabras...
- Esto va tal que así.
- Bueno, use alguna más, quizás no se le entienda.
- Por este circuito corren protones, neutrones, pares y nones que introducimos mediante un par de agujeritos pequeños en los extremos. Luego unos capacitados ingenieros aeronauticos soplan con fuerza. El tubo cuenta con una ventanita para ver los impactos de partículas y allí tenemos sentado al Doctor Salustio Minguez.
- Aquí lo tenemos sentadito en una silla de rejilla, proveniente quizás de un tablao flamenco para turistas, atento al devenir de las partículas, con el ojo pegadito a un ventanuco oradado en el tubo. ¿No es así?
- Así es, pero no se le debe distraer, puede perderse parte del impacto entre partículas esenciales y luego al dibujarlas al carboncillo le puede salir cualquier cosa...eso sí, cuando quiere dibuja unas casitas con su monte, su nube y su sol que son de museo.



Un grito ensordecedor, un alarido tremebundo y mefistofélico, un berreo de golpe y porrazo. Todo el equipo se queda patitieso, ojiplático. Lo que iba a ser un tranquilo reportaje en la cuna de la ciencia se convierte en una aventura más propia de los Cuatro Fanáticos o la Gallina Caponata.

- ¿Quién es usted? –pregunto entonces señalando, en leve contrapicado y con mi sombra aumentada a las espaldas.
- Le diré quien soy. Soy Arquímedes Mayol, ciudadano formal y decente, que ve en este cacharro demoniaco que no comprende un peligro venidero, un apocalichips, una hicatombe con ruedas.
- ¡Es un loco, un loco le digo! –responde el insigne Doctor Eleuterio – Todos mis hombres cuentan con titulación a distancia y al menos se han pasado la segunda pantalla del tetris. Sus acusaciones son calumnias infundadas, miedos pueriles...
- ¡Desafían ustedes las leyes naturales! Y para evitar males mayores y algo de lo que se pudieran arrepentir por sus malas artes, destruiré estas instalaciones a golpe de palanca en si bemol.

El arma de la ignorancia golpea el fruto del esfuerzo de estos visionarios. Vemos saltar vías del ibertren por aquí, tubos de cartón corrugado de papel de cocina por allá...los científicos quieren detenerlo, pero son personas preparadas que suspendieron gimnasia en el colegio reiteradamente. Cuando llegan a su altura el daño está hecho. Un inusitado esplendor ilumina las instalaciones.

- La nada.
- El infinito, el mañana y el siempre.
- La concatenación de variedades del propio yo, diseminadas por el espacio tiempo de manera anárquica.
- Dios juega a los dados.
- Y al cinquillo arrastrao...

Saboteador y científico debaten extasiados, rotas las diferencias ante la visión del blanco fulgor. Este redactor abandona la escena. Deja a ambos de cara a la pared, discutiendo sobre lo divino y lo humano, antes de que la cosa adquiera un cariz ciertamente sentimentaloide a la par que erótico-festivo, aconsejado por el resto de miembros de la Estación Científica armados con escobón y recogedor, pues ya se han visto en alguna de estas y no es tolerada para menores.

Sempronio Agasajo, profesor particular especializado en recuperaciones de septiembre a últimas horas.

jueves, 22 de abril de 2010

ESCENAS A 5 PESETAS (4)

No se desesperen, ya volvemos. Mientras tanto disfruten de estas económicas sombras chinescas.