miércoles, 25 de febrero de 2009

ANATOMÍA DE UN USUARIO. (2)


ESTO PODRÍA HACERLE CREER QUE ESTÁ PREPARADO PARA LA VIDA MODERNA.

Llegados a este punto, usted posee unos conocimientos que dejarían verde de envidia a cualquier vecino si no tuviera usted la machacona costumbre de meterse rápido en el ascensor para no cruzarse con nadie. Ermitaño, que es usted un ermitaño.

1.4.1 Usuario pretendidamente avanzado. Nivel 2. ( +6 en suponer que lo sabe todo, +1 en estropicios variados )

Tras días de uso, de discutir acerca de quién tiene el disco duro más gordo y de comprar un par de publicaciones, usted está alt+anto de todo. Sepa que no me gusta su actitud. Ni ese juego de palabras.

Usted ha pasado del clickeo desconsiderado a la alerta desmesurada. Ha pasado de no tener antivirus a guardar el ordenador cada noche bajo llave y con el cable de internet a dos habitaciones de distancia como mínimo. Está permanentemente alerta respecto a virus más habituales, pishing, spamming, spanking, desenrosking y demás parafernalia. Ha llegado a pasar prolongados periodos de tiempo con la vista fija en la luz del disco duro, alarmándose si se enciende un segundo de más. Ha cronometrado el inicio de su sistema operativo y le brotan sudores fríos si un pantallazo negro dura más de lo habitual. Usted está tonto. Alguien debía decírselo, y quién mejor que nosotros que no estamos a mano.

La protección de sus archivos personales es su principal prioridad. Su disco duro está repleto de información de carácter personal e instransferible: dos récords en el buscaminas, la lista de la compra en formato txt y un powerpoint que le mandó un señor que conoce de coincidir en el estanco, al que no ha pillado la gracia ( ni al archivo ni al señor ) y que usted guarda para un día en el que se encuentre especialmente despierto. La integridad de su intimidad podía verse en entredicho de conocerse a las tonterías que se dedica por las tardes.

1.4.2. Resolución de problemas a este nivel.
1. El sistema rasca cuando le meto la primera. Se recomienda desfragmentar el disco duro. Para ello, sobre una superficie plana y a quince (22) centímetros de la pared, extienda un paño seco y sobre él los trozos de disco duro. Armado con pegamento y paciencia tiene usted ante sí un entretenimiento para chicos y mayores en tardes de tormenta.

2. Deseo expandir el direccionamiento crucial de las variables del sistema a otras direcciones magnetizadas con la finalidad de acelerar el reloj del procesador. ¿Porqué?, ¿no puede usted disfrutar de las cosas tal y como vienen de fábrica? ¿cuándo compra usted un tambor de detergente se pone a separar los gránulos azules de los blancos?. Apague y encienda el sistema, esto nunca viene mal.

3. La informática no tiene secretos para mí, deseo subir al siguiente nivel. Abra todos los puertos de su computadora. Y cuando digo todos incluyo los puertos pesqueros, los puertos de montaña y los puertos de recreo. Entreténgase observando como sacos enteros de programas malsanos campan a sus anchas, aún sorprendidos de que todo haya resultado tan fácil. Espere nueve meses. Eduque usted al engendro resultante según sus costumbres y/o convicciones molares.

Gabinete cibernético de Sótano 71.

sábado, 14 de febrero de 2009

ANATOMÍA DE UN USUARIO. ( I )


¡CUIDADO, PODRÍA SENTIRSE IDENTIFICADO!


Manual informático-técnico de carácter ridículamente gratuito. V 2.1. Se han corregido algunos problemas con la sincronización de los bailes regionales. Con esta versión puede usted ejecutarlos en segundo plano, detrás de bambalinas, para más comodidad de sus pupilas.

Nota: Algunas especificaciones técnicas podrían variar dependiendo del modelo de persona. Se entenderá por cucharada una cuchara sopera.

1.1. Bienvenido.
El usuario informático viene de serie con unos conocimientos limitados sobre el lenguaje cibernético. Es por ello que, antes de enredar, debe obtener los conocimientos necesarios para operar con su computadora. De esta manera no quedará en ridículo al acudir a un establecimiento informático al haberse sentado de espaldas al monitor.

1.2. ¿Qué tipo de usuario soy?
Esta es la pregunta que le asalta cada noche a la hora de estirar las canillas bajo las mantas pirineo. Aquí le vamos a ayudar a identificarse con el fin de saber a qué atenerse. De este modo, si usted desconoce los principios de la tecla “esc” le quitaremos de la cabeza la idea de presentarse a ese trabajo en la NASAL. Bastante tienen ellos ya.

1.3 Usuario primerizo. Nivel 1. ( -2 en alerta, +1 en formateo involuntario )
Desembalado el adminículo cibernético y comprobado que no se trata de una cafetera, usted toma asiento. Tras horas de espera y al constatar que aquello no es un transformer y no se monta solo, procede con la ayuda de un destornillador, la llave allen, dos avemarías y los Rangers de Texas al montaje.

Usted espera a que la máquina despliegue ante usted una ristra de caracteres verdes efervescentes en sentido descendente y procede a teclear como un desconsiderado, creyéndose todo un “jakerr” de la informática. Cuando viene su vecino y al fin le enchufa el teclado, se siente usted más tonto que una magdalena en el fondo del cajón de la ropa sucia.

Conectado a la procelosa red de Internet tras dejarse otra bolsa de cuartos en llamadas a su distribuidor, disfruta usted de su entrada en el siglo XXI ( cincuenta y seis ) por la puerta de servicio. Desde ese momento puede usted disfrutar del servicio de correo electrónico (1), páginas de interés como la confederación filatélica del mal, la tabla clasificatoria de la liga regional de ingestión de pipas sin pelar o la programación de la lavadora para esa misma tarde. ¡Es maravilloso! (2). Además, ya está entretenido y por lo menos un ratito no va a estar dando la vara.

1.3.1. Resolución de problemas en este nivel.
1 El ordenador me suena como una botella de anís en nochebuena. Apague y encienda el sistema. Si el problema persiste abandone esa costumbre suya de preparar la mayonesa en el lector de cd rum.

2. Un troyano ha salido de la pantalla y me ha besado en la boca. Apártese. Usted ha dicho a todas las ventanitas ( pop-ups) de que sí, y se le ha venido a vivir a casa medio centenar de virus. Diga que lo suyo no tiene futuro y procure no dañarlo ni faltarle al respeto.

3.Los cimblurrios megaenergéticos de la quinta columna dan un valor casi negativo en los sucesivos reposicionamientos de los generales Clusters. Apague y encienda el sistema. Apague y encienda. Apague. Encienda. Apague y encienda rápido. Repita cada ocho horas hasta que se nos ocurra la solución.

(1) Se recomienda enviar correos electrónicos a gente distinta a usted mismo. De no hacerlo, sería bastante triste.
(2) No tanto.


Gabinete cibernético de Sótano 71.

lunes, 9 de febrero de 2009

“NO SE ME RECONOCE EL MÉRITO”.

ENTREVISTA EN MISMÍSIMA PERSONA CON FEDERICO TRINCHAMUELLES.

-Nadie es profeta en su tierra. Fundamentalmente porque, de no acertar, la gente sabe donde vives y vuelan los palos. Hoy asiste a nuestro set de entrevistas un señor humano profesional de lo suyo, armado con su convicción política, su modus operandi y sus ganas de medrar. Federico Trinchamuelles, buenas noches.
-Buenas tardes, estaría encantado de estar en su programa si bajaran un poquito la calefacción, se me están gratinando las orejas.
-Enseguida llamamos al técnico. Usted anda bastante molesto...
-Encabritado como un burro con una guindilla en salva sea la parte, si se me permite.
-Vamos, furibundo como un mono despertado a media noche por una llamada equivocada y encima le cuelgan sin pedirle disculpas.
-No diría yo tanto.
-El motivo de su enfado es, según sus palabras, la falta de reconocimiento de su trayectoria profesional por parte de sus allegados.
-Verá, llevo en el ayuntamiento de mi localidad, Cascarrias del Safulmán, veinte años en el puesto de edil elegido democráticamente. Para eso soy muy mio, si no me dan permiso para gobernar no saco los tanques a la calle ni nada...hombre, de tenerlos me lo plantearía.
-Prosiga, prosiga, no quiero cortarle, ando lustrándome la uña del dedo gordo del pie.
-Pues bien, dos días después de tomar posesión de mi cargo empecé a prevaricar de ocho a dos y de cinco a siete, salvo los viernes en los que me dedicaba directamente a robar melones de una finca cercana. ¿Y querrá creer que todavía no me han pillado?
-Y esto le ofusca.
-¡Imagine!, veinte años de malversaciones no reconocidas. Y luego cualquier alcalducho roba unos cientos de miles y aparece en las televisiones. Y no crea que en entrevistas chuscas como esta...no quiero que me lo tome a mal.
-Quite quite, trabajo aquí, quién mejor que yo lo sabrá.
-Millardos por aparecer en prime time. ¿Y a mí?, por hacerme la puñeta, ni la oposición me plantea una emoción de censura en toda regla.
-En este país, desde siempre, a los esforzados trabajadores no se les reconoce. Mucho mejor los entrenadores de fuera. Le brindo los micrófonos para que se alivie usted contando sus fechorías.
-Dese usted cuenta, llevo derrochando billetes en locales de la costa desde antes de que llegaran las suecas. Y nada. Me he construido, atienda, una mansión de seis kilómetros cuadrados a lo menos. Como seguían sin inculparme, empecé a construirle plantas. Llevo dieciséis, ¿y ha venido la justicia a llevarme por las fuerzas? Nanai, ya se lo digo yo.
- Cuente usted la última, la que nos ha contado a micrófono precintado; servidor, como profesional amateur de la prensa, se ha quedado a cuadros escoceses.
-Perdone un segundo, que voy a gritar a causa de la propia indignación, ¡acudí al comité regional de mi partido, celebrado en Cáceres, a bordo de un yate de doscientos metros de eslora como poco!. Uno con una raya así como en azul.
-Iba usted encima, no va a saberlo, claro.
-¡Ni mi propio partido me ha recusado!, ¿qué digo recusado?, no me han llamado la atención siquiera. En estos momentos le hago entrega de un maletín repleto de variados billetes y divisas ante las cámaras a ver si así...
-Yo se lo acepto de buen grado, pero le advierto que al ser un medio escrito el crimen se desvirtúa muy mucho.
-¡Esto es la caraba!, ¡el dislate!. ¡Agarro la puerta y me voy! ¡Regulares tardes!
-Fiel a su palabra el edil Trinchamuelles agarra el camino de vuelta y la puerta de contrachapado al unísono. Ya se sabe, el hábito hace a la foca. A la foca monje. Buenas noches...diez, veinte, treinta...¡qué puñetas, me ha pagado con Mortadelos!. Pues que chinche y rabie, no pienso denunciarlo.

Insólito arrebato poético libre de derechos.

Jacinto Jarana devuelve la conexión a nuestros inexistentes estudios centrales.

domingo, 1 de febrero de 2009

FÉCULA ADIMENSIONALIS.

UNA PATATA SIN PLANO FIJO.

Inauguramos una nueva línea editorial, un gran esfuerzo por parte del forro de los bolsillos que financian esta experiencia informativo-bizarra. Hemos destacado un corresponsal que, a través de unos viajes que piensa hacer autopropulsado por sus propios pies, nos mantendrá al día de toda aquella materia susceptible de ser enmarcada en el ámbito de lo extraño. Y todo ello sin reparar en gastos, sobre todo porque no le pagaremos los gastos hasta que traiga tickets y facturas, y eso no será, aproximadamente, hasta que las vacas vengan de serie con los cuernos fluorescentes. Pasamos sin más a su crónica.

En mi periplo por las verdes praderas de Groenlandia, he ido a toparme con el insigne profesor Hermenegildo Taperhüer, antiguo colaborador de esta casa en tiempos de la tarjeta perforada y aficionado a la ciencia difusa de entreplanta oscura. Después de recibirme de manera muy agradable y dejando el fusil de cerrojo a dos palmos, comentamos largo y tendido su experiencia al frente de la división científica de Sótano 71. Habían pasado tres minutos quince segundos desde mi llegada y parecía que el silencio imperaba en la coqueta salita de su minifortaleza del mal. En opinión de servidor aquello no era más que una cabaña en el quinto cascajo a mano derecha, pero no soy yo quien para recalificar el valor catastral de la morada de nadie. Menos con una escopeta a mano.

Preguntado por los proyectos actuales, el doctor esboza una sonrisa, “mi investigación actual puede cambiar el tejido de la realidad, el sentido del universo, ¡el principio mismo del todo desde una óptica de los ojos mismos!” Alborotado recorre el salón ejecutando gráciles brincos hasta que se empotra contra la chimenea, según sus palabras, “de manera voluntaria, voy a encender el fuego, por la tarde refresca”. Tras unas friegas de alcohol y permanganato, me revela sus planes, cual agente secreto al servicio de su majestad la portera. “Estoy a punto de lograr desplazarme entre dimensiones a base de patata congelada, tesón, ahínco y tener enganchada la luz del vecino, que aquí en Groenlandia hay que darse un paseíto, no se crea”. Hermenegildo no quiere contestar al tema de la estafa eléctrica, pero no tiene reparos a la hora de airear sus ideas científicas.


El plano corresponde a una Guía de
Dimensiones Miguelín de 1987. No salga de casa con ella.


Con la ciencia a la altura de las rodillas (sigo creyendo que era roña, pero el doctor sabrá), asisto estupefaciente al despliegue de medios fotocopiados, esbozados al carboncillo o simplemente trazados sobre el suelo aprovechando el exceso de…ciencia depositada por el tiempo y la ausencia de escobones. En resumen, y según unas palabras de las que dice ser propietario, pero vaya usted a saber, “destangenciar la fécula, redireccionar las constantes tubercular estratosférica, ningunear los designios divinos, todo ello ha sido fácil, cosa de un par de tardes. Ahora, no vea usted lo que me costó encontrar un super con sección de congelados por estos lares, por lo visto por aquí son más de churros y de guardar las conservas a la puerta de casa.” El material está listo. La historia, expectante; la realidad se tambalea ante un más que previsible vuelco en sus caprichosas leyes. El doctor Hermenegildo me invita a ser el privilegiado humano que pruebe por vez primera sus teorías. Sobre un lecho de patata sacada a destiempo de la freidora descansan media docena de adminículos cortantes y trinchantes, impacientes por insertarse en las carnes de este viajero. Tal honor me sobrepasó de tal manera que ni un winchester apuntando a mi centro de procreación pudo torcer mi convicción. “No puedo aceptar, compréndalo” le dije. Y no lo comprendió. Y ahí tiene usted a dos adultos, hechos y derechos, pugnando a causa de la cortesía en el suelo de un autoproclamado refugio del mal, pasando de las excusas al insulto timorato hasta que, tras un nuevo resbalón, el doctor decide probar su invento por sí mismo, dirigiéndome algunas palabras terminadas en “on” que no pude comprender debido al estruendo de la supernova patatera. Y aquí lo esperaremos, deseosos de conocer sus hermosas aventuras en la dimensión las vicetiples o la hermosa dimensión de los simios rapsodas.

Una crónica de Salustio Bigardo, sandalias en mano.