jueves, 23 de noviembre de 2006

VENDEDOR A LAS PUERTAS.

COMO DESHACERSE DE ELLOS SIN RECURRIR A IMPROPERIOS VARIOS.

No hay vuelta atrás. Usted ha oido el timbre y se ha apresurado a abrir, creyendo que es un señor del gobierno que trae para usted un cheque en blanco o teniendo la esperanza de que aparecerá en el rellano su vecina del sexto ataviada con un picardías, y con un cheque en blanco. Cuál no será su sorpresa al comprobar que aquel que ha usado su timbre sin permiso es un vendedor ( hominus comercialense ) con una sonrisa gracias a la cual podrá usted contar todos sus piezas dentales. No deje que el pánico se le agarre a las pantorrillas. Gracias a nosotros podrá salir airoso de este trance.


Método 1. “Impertérrito perfecto” Usted se dedica a escuchar todo el guión de el sujeto comerciante, sin pestañear, sin demostrar emociones y de ser fakir o familiar cercano, procurando rebajar los latidos del corazón. Conserve este estado hiératico hasta que el comerciante, entre asustado y ofuscado tome el camino del ascensor o escalera más cercana. Esto le puede llevar un par de horas de su vida, pero tendrá algo que contar en sus memorias.

Método 2. “Superpoderes alucinantes” Va a mirar usted fijamente al ser que está plantado en su alfombrilla de bienvenida. Cuando interrumpa su monólogo y se interese por su actitud, usted, sin sonrojarse, afirmará que está irradiando Rayos Gamba ( o similar ) hacia la base del cerebro del intruso. Retirada con miradas de reojo garantizadas, aunque con este método corre el riesgo de que el susodicho vendedor cuente con superpoderes reales, se dedique a la venta puerta a puerta con el sueldo de superhéroe no llega a final de mes y le chamusque a usted las pestañas.

Viene a por usted...


Método 3. “Espejismo”. Prepare para tan curioso efecto un espejo de cuerpo entero, de tal manera que en caso de apertura de entrada y descubrimiento de vendedor, usted, en milésimas de segundo pueda desplegarlo pulsando un botón. El comercial intentará venderse algo a sí mismo, se desencadenará un momento absurdo y en raras ocasiones, el continuo espacio tiempo se irá a hacer puñetas. Actúe con la prudencia necesaria.

Método 4. “Tutti Frutti”. Útil y recomendable en caso de visitas con ánimo de lucro reiteradas, depende en gran medida de su creatividad. Refiérase al duende que el vendedor lleva en el hombro como “Luís Fernando”, baile estilo robot tarareando el lago de las grullas, afirme que es usted un mago venido del año 3000 y que no puede atenderle porque esta velando por la paz mundial. Imagine, innove, plante batalla a una mosca que anda por allí, acuse a la planta del plástico del rellano de ejercer de espía para los comunistas. Señale a la cara del vendedor y diga “tiene algo ahí” cada 3,3 segundos. O símplemente abra la puerta y finja que el vendedor es invisible. Para este método puede usted contar con la colaboración de su familia, consiguiendo con ello un divertido método de pasar la tarde.

La clave está en la innovación, su sentido del absurdo y en no permitir que pasen de la puerta. Si lo hacen, es probable que le den la lata o lo acompañen al cuarto de baño y le pregunten cosas mientras usted se afeita ( o en su defecto, se hace la cera o se pule los tentáculos, cada uno con la suya ). Creannos.....ehm...a un amigo nuestro le pasó...

Arturo Cascájenez, autor de, entre otros, “Cuando la fe llame a su puerta, escóndase bajo la cama”. De editorial Temas de Antesdeayer.

2 comentarios:

Guillermo dijo...

En caso de testigos de Jehova y similares basta con decir "Buscate un trabajo" y dar un portazo. Lo más seguro es que le siente mal, pero quien sabe siempre puede haber alguno que se replantee lo que hace y cambie por completo su vida (nadie dice que para bien)

(No son vendedores al uso, pero al fin y al cabo con estas cosas siempre te acaban sacando la pasta)

Mr.Incógnito dijo...

Todos los métodos expuestos son aplicables a "comerciales de la fe" que se pudieran plantar ante su mirilla.

Y a ver si de esa manera que dice usted recupera alguno para la vida moderna.