martes, 3 de mayo de 2011

FUROR INTERINO.


EXPRESIONES SENSUALES CAUSAN ESTUPOR Y DESCOCOS.

Enrique Pliunesmayer. Crónica Judicial.

Escándalo mayúsculo con tilde en la “a” el vivido por los asistentes a la sala 2, planta B escalera izquierda de los Juzgados de Primera Distancia y Desacuerdos Monetarios. Su señoría el juez numerario Perico Tararealapiedra se disponía a dictar sentencia sobre el famoso Expediente Verde Pistacho, proceso longevo en el que los encausados por quedarse cosas que no son suyas se enfrentan a penas de entre regañina con entrecejo fruncido a siete años y un día de manejar monociclos en el borde de un volcán. Los abogados defensores se encontraban apuntando a lápiz un par de recursos al Tribunal Incondicional cuando la sesión se vió interrumpida por una serie concatenada de hechos lujuriosos y vergonzantes que provocaron desmayos, enfados generalizados y alguna oferta para protagonizar un telefilm para exhibir en Perpiñón.

El pasante reserva de ayuda al papeleo grapado Plinio Carrulla saltó en mitad de la sala del juzgado y sobre el línoleo ejecutó contorneos, caricias a su propio cuerpo y aspavientos de pernil mientras se revolcaba en una pila de documentos oficiales. Su señoría intentó dar fin a estos ejercicios desaforados de amor propio golpeando con su mazo, mandando guardar silencio y en última instancia arrojándole unas sentencias antiguas que no hicieron más que subir la temperatura eroticofestiva del provocador. Este procedió a desprenderse de su traje de espiguilla y reanudó sus sobeteos documentales ataviado con camiseta imperio, calzón largo, calcetines negros con ligas y mocasín de borlas.


Las fuerzas de seguridad hicieron entrada luciendo cuatricornios reglamentarios. Procedieron a retirar toda la documentación del alcance del alborotador y tomándolo de las axilas arrojaron al sujeto al segundo círculo de mazmorras del juzgado, junto con los lujuriosos y los que dan una dirección sin saberla cuando le pregunta un turista.

Repuesto del ataque y sin documentos a la vista, el provocador atendió a los medios a través de los barrotes del calabozo. “Todo ha sido provocado por un padecimiento erótico, una filia sensual si lo prefieren, que tengo por los términos jurídicos. Comencé a sentir los síntomas tras golpearme con una caja de requerimientos sine-die apolillados en los sótanos de los juzgados e intentaba llevarlo en secreto, ¡creí que no comprometería el normal desempeño de mi profesión”. Su articulado razonamiento convenció a los medios de la prensa de lo pasajero de su rapto amoroso, lo que no impidió que un corresponsal del semanario político “Obtuso de Hoy” gritara “cohecho impropio y prevaricación”. Plinio Carrulla, en la intimidad de la celda, ejecutó unas poses picantonas que merecieron la ovación cerrada de los medios presentes, todo ello transmitido por un reportero del diario Extorsión colgado de los barrotes.

El acusado se espera pase en las próximas horas a disposición de su señora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

woww... me encantan las vueltas entre delirantes y eróticas del lenguaje que usas

Mr.Incógnito dijo...

Tenemos un código periodístico estricto que nos impide la palabrería subida de tono, de ahí tanta rotonda estilística para tratar este tipo de temas.