DÉJESE DE RODEOS Y DESPILFARRE SUS CUARTOS EN LAS PEDANÍAS QUE AMABLEMENTE LE RECOMENDAMOS.
Un itinerario filosófico-histérico-introspectivo a dos chanclazos por minuto tipografiado según el método Kühnel Porta (circa 1958) en papel cebolla por nuestro trotamundos con camisa de franela Bernabé Pandemolde.
Este memorable verano que nos ha acompañado, en el que quizás ha descubierto Vd. el amor, un balneario acogedor, el autogiro u otros inventos decimonónicos merece ser rematado con un agradable y enriquecedor ( en el sentido hostelero de la palabra ) viaje a uno de los destinos turísticos más desconocidos incluso por los habitantes perennes de esa maravillosa tierra de Penurias, cuna de la sandunga descalza, los torreznos rebozados y las friegas enérgicas con safulman, tan típicas de estas sierras dentadas. ¿Cómo llego allí? Pregunta usted ya, ansioso y sin atinar a abrir la portezuela de su vehículo motorizado a dos tiempos. Apunte, pater familias, y amase con fruición a su parentela en dos metros cúbicos:
Apuntando con su sextante a la dirección de virgus indomitus, gire sobre su propio pie izquierdo cual tango desacompasado. Ayudándose de su pulgar derecho convenientemente remojado de saliva, bien propia bien prestada, apunte la dirección de los vientos alisiados y proceda a encarrilar, sin atender a protestas, el primer camino vecinal, carril de cabras o barranco proceloso a medio asfaltar que se cruce en la perpendicular de los primeros efluvios cósmicos del encolerizado Marte.
Párese y pregunte por el pueblo.
Sigas las amables indicaciones sin conceder pábulo a esas sonrisas mal escondidas de los parroquianos.
De quince pasos con su vehículo a cuestas, si fuera menester, desde la encina que encontrará a mano derecha.
Cuando observe la moderna autopista de catorce carriles por la que podría haber venido casi suelto de manos habrá llegado a su destino.
Un poco de historia. Cuando monté el primer estanco automático en la Sierra de Grados, me tildaron de reformista furibundo...Claro, quizás les interese más la historia de la villa. Penurias, fundadas por un cuñado de un cartaginés en el 234 antes de la Cresta ( riquísima hamburguesa salpimentada, especiada y bailonga ) fue sitio de obligado paso de las caravanas porteadoras de ricos paños de seda, cuberterías inoxidables y mecheros recargables de las caravanas de tenderos ya bien entrado el siglo diez y medio. Tras ser atalaya defensiva, en lo militar y lo ideológico, en las Decimononas Batallas Fingidas contra el Infiel, en el que se puso en su sitio a todo cónyuge que hubiese desatendido sus deberes maritales llegó el pueblo el invento de la silla de esparto, la fresquita, el despelleje al prójimo y eso, quizás, retrasó la gran perspectiva de progreso de la pedanía.
Ello ha logrado conservar ese encanto de pueblo clásico, visible a cada esquina: primorosas doncellas recatadas, tradiciones seculares y el último batallón de Alabarderos de Philippo Astifino, que aún vela por la seguridad de esas tierras, esperando que algún monarca se acuerde de ellos y les conceda al fin la venia para retirarse a sus acuartelamientos para terminar un servicio militar que, en su opinión, “se ha ido un poquito de las manos”. Este trotamundos con tarjeta descuento deja el núcleo rural y encaminando su pasos hacia un escarpado sendero, ribeteado de graciosas teas y remates en punta, enfila hacia la Fortaleza de Periclo Grumosso, ViceArchiduque de la Pularda. Es una visita obligada por lo curioso de su construcción Terrorífico-tardía y por los aperos de labranza que portan, entre gritos, los habitantes de la comarca, empeñados en que se conozca ese rincón de su geografía sobre todo en noches en el que la bruma se arremolina en torno a la luna, confiriéndole un aspecto sanguineo.
Romántico, ma non trapo, pasear por sus galerías, sus almenas y sus catatarumbas reviste la visita de este ámbito cultural del que todos nos gusta vanagloriarnos cuando comentamos con familiares, vecinos, desconocidos y autoridades nuestro retiro espiritual a base de diapositivas y grabados al agua fuerte. Una fantástica performance llevada a cabo por el grupo dramático-musical pernoctador de la fortaleza hace al espectador sentirse imbuido en el tiempo de dirigentes crápulas, el feudalismo forzado y el miedo al anunciado canco, ¡tiempos tan alejados a los reflejados hoy en día! Fantástica noche la que pasamos sin conceder un segundo al descanso. Viajar es para ver y vivir, dormir sólo es perder el tiempo.
Con los párpados por las rodillas, una sonrisa un tanto bobalicona y, eso he de admitirlo, cierta picazón en la base del pescuezo causada quizás por un tábano con capa y polainas, me marcho satisfecho de este rincón, viva imagen de nuestra idiosincrasia de pueblo acogedor, hospitalario y movido por el cariño y el diálogo. No olviden adquirir en la estación de servicio Ceferino y Cristino ( de la cadena ligeramente contaminante Aceites Albión ) sus famosas tortas de serrín, que tantas alegrías ha dado a los bolsillos de dentistas y estomatólogos dentro y fuera de sus fronteras.
Veredicto: ¡Si ser extremadamente bello incluso en tormentosas noches pobladas de alados mamíferos y aullidos vespertinos es delito, este pueblo es culpable!
No olvide: Ir provisto de ajos, regalo muy apreciado entre los pobladores aunque mal visto por lo jerifaltes. ¡La nobleza y sus manías!
Del diario de Bernabé Pandemolde.
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