lunes, 18 de enero de 2010

IDEAS PRESTADAS, POR SALVADOR DE PESTAÑA


DEL VICIO MAL APROBADO Y PERMITIDO.

Muchos son los vicios perniciosos para el alma y la carne picada que nos rodean por alrededor, muchas las tentaciones a los que los más débiles sucumben con placer mal disfrazado. Muchos, que preguntados en la vía pública por audaces reporteros de la rue respecto a su no declarada adicción argumentan poder abandonarla en el preciso momento en el que tomen una decisión desplazada inaeternum, o como decía el insigne Monsieur De Laspigarda “Si eso mañana”. Y lo que es aún peor, la adicción que hoy vengo a denunciar con dedo acusador de viejo majara está aceptada socialmente.

No es extraño ver a esos pobres infelices en pleno acto de consumo en autobuses, consultas médicas o parques. Aunque en este último término debo confiar en los testimonios de mis allegados más paupérrimos, si bien estos son pocos. Imaginar verme a bordo de un autobús de línea regular me hace plantearme seriamente arrojarme a las abrasadoras fauces de la chimenea del salón, fútil intento esto pues nunca la enciendo, para desperdiciar mi fortuna en madera estoy yo. ¡Y al precio que está el cerillo, fósforo u misto! Usted podrá observar a los infelices en plena vía pública, como les digo, arropando al pernicioso acto de cotidianeidad, haciendo normal su uso y disfrute. Contagiando la enfermedad, pues como tal debe verse. Una enfermedad que usted puede padecer, los suyos, ¡su vecino incluso!, sí, ese de biblioteca diaria.

Sopas de letras, ego te acussare.

Y disculpen este uso exagerado del efectismo literario de más bajo calado, usado por mí ya en alguna ocasión, pero es esencial que ustedes se percaten del peligro intrínseco de los vericuetos mentales de fácil consumo que ofrece este mal llamado pasatiempo. Un ejercicio que ha atrapado a generaciones enteras, inmersos en la búsqueda de palabras inconexas, no ya por el afán de culturizarse, como los autodefinidos, de los cuales soy declarado admirador, furibundo defensor y ¡ay de aquél que ose en mi presencia criticar la estudiada distribución en tablero de ajedrez impresionista de este elegante pasaratos, pues probará el amargo sabor de mi alfanje toledano en cuanto mande al mayordomo a la planta superior a buscarlo! No me sulfuren, se los pido por pedírselo.

Un fútil ejercicio de búsqueda que atrapa a todo el que pasa por su lado, obligándolo, cual puzle malévolo, a buscar un par de palabras o tres ¡para condenarse de por vida! Puesto que dejará el alimento, el paseo, la asistencia a la Ópera y todos los quehaceres diarios de la gente de bien en detrimento de navegar en ese malévolo caldo de cultivo trufado de caracteres, queriendo cada vez más, buscando mayores retos, ¡inclinándose por olvidar la tergiversación y el desfalco, interés nacional, y concentrar sus esfuerzos en este reprochable ejercicio de hedonismo mal llamado intelectual!

Mi denuncia al vicio, a aquellos que los practican delante de niños y aquellos comerciantes asiáticos que los distribuyen con libertad en sus comercios. Trabajadores que habría que denunciar por su total voluntad de trabajo constante, sus bajos precios y su apertura en festivo. Condenen estas actitudes importadas, que no turbe su opinión el no querer parecer racista y que el 90% de sus mercancías sean patrias si no locales.

Claro está que la descripción de estos comercios la hago de oída. Antes me arrojaría a las abrasadoras fauces de...bueno, ya saben, soy mucho de episodio dramático y de revolcarme en cenizas de más de treinta años.

Salvador de Pestaña.

3 comentarios:

loquemeahorro dijo...

"caldo de cultivo"... Y nunca mejor dicho.

Aunque lo más-peor, lo que ya lo convierte en algo directamente punible, es cuando se realiza en extraños pseudo-programas de tv de madrugada, presentados por muchachas de generosos escotes que gritan desaforadas
- Llama, llama, llama, ciudad europea, dos mil euros pueden ser tuyos

Rubén D. Caviedes dijo...

Huy, diga usted que si, yo también me arrojaría con usted a las abrasadoras fauces de lo que fuere, el qué es lo de menos, con pose peripatética y mandoblera, mesándome los cabellos si hiciera falta y rasgándome las vestiduras así sean éstas de Mark Jacobs. ¿Pues no ha visto usted las portadas con los que los editores asiáticos deciden aderezar el ya de por si pernicioso contenido de sus diabólicas sopasdeletras? ¡De un vintage que ríase usted de los vídeos de los karaokes! Que si una en bikini, que si otra en body fucsia, que si uno en taparrabos... Más indignante, fíjese bien, que el regreso al escenario de Ella Baila Sola. Que mire que es indignante.

Mr.Incógnito dijo...

El ideólogo contesta a sus inquietudes:

lo que me ahorro: La cepa del virus ha mutado, convirtiéndose en un carrusel de vergonzantes señoritas y escandalosos premios irreales.

El señor de las moscas: El anclaje en épocas pretéritas es patente. Ojalá, suspiro, los motivos de tales ilustraciones fuesen señores serios con antiparras y actitud contemplativa. ¡El malvado marketín!