-Variadas vicisitudes ha tenido que pasar este reportero, servidor de ustedes, para poder ofrecerles esta entrevista. Tras pedir permisos, jurar que nos íbamos a portar bien y enseñar las notas del colegio, el Ministerio del Anterior nos ha concedido el permiso necesario para publicar las declaraciones de uno de sus agentes. Uno así como rubio. Aunque siendo espía lo más probable es que durante la entrevista use peluca. Y alzas en los zapatos. O a lo mejor ha enviado un amigo.
-Se confunde caballero, además, ¿va a seguir usted hablando a la grabadora mucho más rato?
-Perdone, me suelo atrancar en las entradillas de los artículos. Les hablamos en diferido desde la whiskeria Hermanos Golondrino.
-¡Parece usted tonto!, ¡no diga dónde estamos, que nos descubren!
-Si yo por aquí no vengo nunca.
-Eso quería decir, que yo es la primera vez que vengo y la última.
-Pues no ha pedido usted señas cuando ha ido al servicio.
-Esas cosas se saben...ehm... porque soy espía.
-¿Es espía nace o se hace?
-El espía nace, crece, intenta reproducirse, busca trabajo y no lo encuentra, ve un anuncio en el periódico, se presenta a un casting y a fuerza de espabilar se hace. Por lo menos en mi caso
-El público tiene una imagen del espía heredada de las películas: tipos con la cara oculta que saltan de árbol en árbol y lanzan unas estrellas metálicas con una puntería que no veas, ¿se ajusta a la realidad?
-A la de los ninjas quizás. Los espías somos administrativos con pistolera. Ni más ni más temprano. ¿Y que el gobierno nos deja un Gastón-Martín con lanzamisiles en la guantera?, me río yo, ¡Ja!, ¿lo ve?, un papelito con el telefono de teletaxi y va que chuta.
-¿Y lo de las chavalas que se abalanzan a los brazos hirsutos del agente de turno?
-Si fuera así iba yo a venir a una whiskeria, a la que repito, nunca he venido y que el lunes estaba cerrada no sé por qué. ¿Me ha visto ya reír? ¡Ja!.
-¿Nos puede contar algo de su última misión?
-Estaba muy lejos de casa, en territorio enemigo. Vamos, no le puedo decir que era a las afueras de Murcia porque podría poner en jaque la seguridad del estado. Me habían enviado para averigüar las intenciones de un Conde con mal aspecto que había comprado demasiados polvos de lavar de esos de pastillitas. Nuestro gobierno creía que iba a hacer una locura y me enviaron a infiltrarme en una fiesta que celebraba para dos millones de invitados.
-¿Entró usted disimuladamente en la mansión armado con un garfio para ocultarse mediante hábiles subterfugios y armado con su katana?
-Ya le digo yo que lo suyo con los ninjas raya en lo patológico. Me disfrazé de aceituna rellena de espía y desde el cóctel del Conde me enteré de todo, y de más cosas que cuando salga yo de ser espía me van a servir para sacarme un sueldecito al mes. Al final nada, no era más malo que la media y lo dejamos pasar.
-¿Cómo se ve, desde la perspectiva misma de los ojos de un espía colegiado, la situación global de ahora con respecto a ahora mismo?
-Comentaba yo con un agente de contraespionaje en un cursillo que con la globalización lo llevan todo desde el otro lado del charco. Allí están los ordenadores y las salas con flexos y los vídeos que das al botón rewind y al pause para ver mejor al enemigo y esas cosas. Nos hemos quedado para vestir santos. Y el me dijo que sí.
-¿Quién?
-Mi compañero de pupitre en el cursillo. Un agente de Kuala-Lumpur que espía a Groelandia a través de un acuerdo con unos señores asturianos. Que nuestras nóminas son para verlas, con tanto nombre. A mí una vez me pagó el enemigo, por error. Pero me lo arregló el banco.
-Me gustaría hacerle alguna pregunta más, pero aquel tipo alto con boca contrachapada y la chaqueta de hace dos lustros le lleva mirando a usted un rato, ¿cree que podría ser un espía enemigo?
-Eso espero. Como haya ligado la hemos fastidiado, se me ha quedado una pierna dormida y no estoy para correr.
-¿Le froto el muslo un poco a ver si...?
-Sí hombre, arréglelo. Avíseme si viene, voy a esconderme en este pistacho.
-Terminamos esta profunda entrevista con eróticos resultados. Ha sido un honor poder entrevistar a un profesional de lo suyo, ¿una última reflexión?
-Coma usted cacahuetes y olvídese de mi un rato. Y avíseme si ve pasar a la Puri, una muchacha así en pelirroja con un lunar en cierta parte.
-¿Me comenta que no suele venir por aquí?
-Huy, yo no.
Hicimos tan buenas migas que el señor espía nos regaló una foto de recuerdo
de su última misión. Viene a ser como las fotos de primera comunión pero sin misal, según él.
Insistió en dedicarnosla, pero ya era mucho abusar.
Una entrevista de Susano Juicio para televisión, pero llegamos nosotros y le hicimos una oferta mejor.
6 comentarios:
Coño, que chunga está la cosa del espionaje. ¿Y nunchacos? ¿El gobierno tampoco les da nunchacos?
Según nuestras informaciones se las apañan con dos bolígrafos de los de rellenar la primitiva en la administración de loterías y aprovechan la cadenita que les pone el señor vendedor.
Es verdad que la cosa está muy ajustadita oiga.
Regocijome ipso facto al comprobar que sigue usted activo y patitieso ante las visicitudes del bloguero al por mayor. Celebrolo e imprimole desde mi terminal interneteril mi más alegre abrazo a modo de recordatorio.
<3
Cuan grato es para nuestras personas recibir misivas por su parte. Seguimos, impertérritos, al pie del cañón, inamovibles en nuestro deseo de ofrecer chascarrillos y zarandajas por módicos precios.
Dos saludos.
Madre de Dios, cuán dura es la vida del espía.
Ha conseguido usted que me descojone hasta la arcada, cosa harto difícil porque yo soy muy crítico con esto de los blogs. Pero oiga, chapó. Le felicito por su atinado sentido de la befa, la mofa y lerele. Su blog es un oasis de inteligencia en el yermo de la blogosfera nacional.
Esa es nuestra ardua tarea no retribuida, informar al personal.
Lo da la befa, la mofa y el lerele son efectos secundarios. Nuestro abogado dice que no somos responsables. Ni en esto ni en nada.
Dos saludos.
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