PATATAS, MAYONESA Y CAOS.

YA TENEMOS LOS INGREDIENTES PARA EL EXTRAÑO SUCESO QUE PASAMOS A RELATARLES.

Juan Aurelio Cisterna fue el agraciado, en los años de la pera limonera aproximadamente, con un boleto de catorce aciertos en la quiniela. Ni corto ni perezoso cogió aquel dinero y montó un taller de chapa, pintura y grifería de automóviles en su localidad natal, Villabrozas de Arriba, para años después, con las ganancias de inflar facturas, comprar repuestos pochos y no declarar IVA, decidirse junto a su cónyuge, María de la Encarnación Adentro, a montar un chiringuito en prímera línea de playa. Las pinceladas vitales de este individuo nos ponen en antecedentes de lo que ocurrió el pasado martes 26 de julio a la hora del vermut en “El Calamar Bizco”, que no es si no el chiringuito que con todo el esfuerzo estableció el señor Cisterna.

Conocido en las urbanizaciones aledañas por requemar demasiado el pescado y por servir las únicas empanadillas de aire de toda la región, el citado establecimiento se encontraba a rebosar de clientes a la hora de los hechos. Alguien, las autoridades aún se encuentran investigando con una lupa gorda, pidió una tapa de ensaladilla rusa, y según los testigos fue cuando se desencadenaron los luctuosos acontecimientos. Al introducir el tenedor de acero inoxidable en la superficie semigelatinosa de la ensaladilla en cuestión, el alimento empezó a desarrollar un comportamiento inesperado y aún más, dicen que se escuchó una especie de grito de dolor ( otros aseguran que el grito de dolor provenía de uno de los encargados, que remató con el dedo gordo del pie izquierdo una botella de un litro de cerveza mientras esta desarrollaba una trayectoria descendiente hacia el suelo ). El conglomerado de patatas, mayonesa, aceituna remolona y pimiento del morrón comenzó a multiplicar sus medidas exponencialmente, desarrolló una incipiente mandíbula en la parte anterior de la masa y dos huevos duros gigantes hicieron las veces de ojos. Al faltarle espacio para crecer, rasgó el tejado de paja, continuó su crecimiento, aterrorizó a todos aquellos que encontró en su camino y dejó a su paso un rastro de caos ( y de mayonesa oli-oli ) dificil de olvidar.

Tras la pertinente alarma ( parcialmente desatendida al encontrarnos en período de vacaciones estivales ) varias personas se han aventurado a ofrecer una explicación de los hechos. Hay quienes afirman que la proximidad de una planta nuclear podría haber irradiado isótopos radiactivos alpha-goma en la superficie superficial de la ensaladilla y haber alterado su estructura molecular. Desde otro frente, se asegura que el chiringuito en cuestión se encuentra en una encrucijada de campos de energía cuasi-paranormales que habrían poseido el alimento con la ayuda del cubierto de acero inoxidable que habría actuado como catalizador energeticopolimérico. Finalmente hay quién piensa que el bidón del tinto de verano del que se surtía el grifo de la barra estaba oxidado y causó una ligera intoxicación en los consumidores, que empezaron a ver cosas raras. Como siempre nosotros ni aseguramos ni desmentimos nada, sólo nos ocupamos de ofrecer los datos y esperar que el lector se construya su propia idea mental de los bizarros acontecimientos del mundo este.

Informó Jhonnatan Cordel D´Tender, experto en fenómenos extraños e inquietantes.