EL ESCONDITE DE NOSFERATU

ESTAMOS EN DISPOSICIÓN DE AFIRMAR QUE NOSFERATU VIVIÓ UN TIEMPO EN ANDORRA.

En efecto, Nosferatu, quizás el vampiro más autentico, y no los vampiros metrosexuales de hoy en día, usó la apacible Andorra como escondite. Apaguen las luces ( sus monitores no ), pongan una musiquilla incidental de esas de peli de terror ( esa del reparto o cuando se ve la ciudad al principio, no la de dar sustos ), y disponganse a estremecerse con nosotros en esta investigación realizada con rigor científico, profesionalidad, un bloc de notas y un lapiz de mina blanda. Comenzamos.

Andorra, 1968. Martes 23 de febrero. Ocaso. Una figura de tez blanca y extremadamente delgada, de extraño caminar y de pocas palabras se presenta en la localidad. No, no es una aspirante a Miss, es Nosferatu, el vampiro, el no muerto, el que vaga entre los dos mundos, ese señor que puso de moda esas orejas raras ( tipo vulcaniano ). Los escasos testigos huyen despavoridos, los gatos arquean el lomo, el pueblo siente el terror hasta los cimientos, porque el mal ha llegado. En los días posteriores cazavampiros, estudiosos y demás fauna se presentan en la ciudad buscando al mediomuerto. Durante semanas peinan a raya el pueblo, pero sin encontrarlo. La noticia se diluyó como un azucarillo en un vaso de agua hirviendo, y ha llegado hasta nuestros días convertida en leyenda urbana....pero fue cierta.

Igor Glossy, hijo de padres rumanos y conocedor de la fauna vampírica logró ver cara a cara al terror. Era pequeño, estaba amaneciendo y el vampiro corría que se las pelaba de vuelta a su refugio gritando “ la leche, ya se me ha hecho tarde “ como loco. Con más ilusión que si hubiera observado a un Rey Mago con un triciclo al hombro, agarró la camara fotográfica de su abuelo y logró sacarle una fotografía. Nosotros, que pasamos por la citada localidad para estudiar más de cerca la noticia de la aparición de un hombre-lobo en las proximidades de Lafenettre ( Francia ), nos topamos por casualidad con este señor ( que anda ya algo más mayor pero sigue llevando pantalones cortos ) en un bar donde tomamos un refrigerio. Este jugaba a las tragaperras y al vernos, nos ofreció la foto a cambio de un par de euros ya que, según sus palabras “ me falta poquito para que me salgan las tres cerezas “. Accedimos a comprarle el material...y al final le salieron tres ciruelas, que no sabemos si son mejores que las cerezas, porque nosotros de vicios de maquinitas de esas de dinero no entendemos. El nos contó su versión de la historia, nos dio la fotografía, ciertamente estremecedora, y nosotros, que no tenemos otra cosa que hacer, la publicamos para el disfrute ( es un decir ) de todos ustedes, querido público. La duda peluda es: ¿reside actualmente Nosferatu en la frontera hispano-gala aún?.... eso que lo investiguen otros que a nosotros nos da susto.

No queremos despedirnos sin proponer algo que se nos ocurre a bote pronto: “ yo también ví a un monstruo cuando era pequeño”, una sección que acabará cuando ustedes se aburran, y en donde podrán mandar las pruebas fotográficas o testimoniales de los engendros observados en su tierna niñez....y advertimos que un hermano desmelenado de vuelta de juerga a las cuatro de la mañana no es considerado como monstruo. Como de costumbre, para esta promoción tampoco hay premios. ¡Animense!.

Informó el dicharachero equipo habitual.