sábado, 15 de septiembre de 2012

SÓTANO 71: SUPERVIVENCIA DE EMERGENCIA.


ACTUE Y REACCIONE CUAL FELINO FEROZ ANTE LAS DISCULPAS DEL MINISTRO PORTAVOZ.

Sótano 71 le ofrece esta guía confeccionada por profesionales del salvamento marítimo en alta montaña. 

 

“Estoy terriblemente apesadumbrado por las consecuencias cuasi catastróficas de mi mandato. He metido la pata hasta el corvejón y no se repetirá jamás de los jamases” Estas sentidas palabras del titular del ministerio de Presupuestos para Asuntos Nímios causaron recientemente en la población un tremendo desasosiego con episodios histéricos de desapego a la realidad, falta de habilidad con los datos en la mano y halitosis en el alma. Dado lo frecuente de estas declaraciones disculpatorias y en previsión de que en una sesión de descontrol al gobierno, el hemiciclo en pleno cual coro grecolatino entone el mea culpa, esta casa les ofrece un “qué hacer” en unos sencillos pasos.

  1. Esté siempre preparado. Nunca contemple solo unas declaraciones del presidente a los medios, ya sean estas recogidas en el cuarto de las fregonas o con el capataz de nuestro porvenir a bordo de una graciosa bicicleta asimétrica de rueda alta de 1870. Un atragantamiento de disculpa puede ser fatal consumido por una sola persona. Existe un caso documentado en Guardaelcanal de un respetable padre de familia que ante la petición de perdón de un concejal electo acabó discutiendo de teosofía clásica con los paños de crochet de su sillón.
  2. Reduzca el impacto. Nunca reciba la verdad de frente, cúbrase la frente con ambos brazos y asegure ambos pies sobre el suelo. Esta postura, ciertamente ridícula en mitad de su salón o en la barra de su bar de costumbre, minimiza el impacto emocional. En caso una inesperada disculpa relámpago en el proceso de un mitin efectúe unos breves movimientos laterales con la mandíbula y proceda a gritar como la sirena del final de trayecto en una atracción de feria. La subida en los niveles de pudor se liberarán con este ejercicio y a su vez pondrá en alerta a sus vecinos y conciudadanos.
  3. No mire directamente a los ojos al arrepentido ministro. Al mínimo atisbo de lagrimeo sentimental en globos oculares de su representante usted debe interrumpir el contacto visual de inmediato. La más mínima exposición, por debajo incluso del segundo de duración, puede causarle constricción en el alma, abrazo perpetuo de ideologías ajenas y un episodio de asunción de culpa en un ejercicio que algunas corrientes psicológicas denominan “reflejo causal de congoja ajena” o “síndrome de Yolohice”. El mismo caballero de Guardaelcanal aseguró haber visto reflejado en el rostro de un ministro un bello unicornio de redondos ojos licuados con cabello arcoíris. Pobre señor.

Ciudadano de a pie ayudan a un semejante que ha perdido el sentido ante las cifras reales del Producto Interior Brutísimo ofrecidas en el telediario de la tarde.


Si usted no ha podido reaccionar a tiempo y reconoce alguno de los síntomas anteriores recuerde seguir alguno de estos sencillos procedimientos de desatasco de tragedia que le ofrecemos:

    1. Arrójese al suelo de costado y protegiéndose los órganos vitales para evitar males mayores. El contacto con la fría realidad puede reanimarlo, ayudándole a cerrar en firme el arrebato.
    2. Si no desaparece el impulso de ofrecer un sincero abrazo al ministro, además de su hombro para empaparlo de lágrimas arrepentidas, proceda a desplazar el peso de su cuerpo de un costado a otro, con cuidado de evitar esquinas hirientes, animales de compañía y aspiradoras salvajes en libertad. Este ejercicio, denominado “rodamiento de salvación” o “hacer la croqueta” propiciará abandonar el área de influencia catódica de su televisor, con lo que los síntomas deberán desaparecer cuando se encuentre a la altura de su dormitorio o en el descansillo del piso inferior, según la dirección del giro y las plantas de su edificio u vivienda unifamiliar.
    3. Si todo lo anterior no resultare, entone una canción de su infancia expandiendo el diafragma en su totalidad. El contacto con la zona límbica infantil y la asfixia sobrevenida propiciará un sueño reparador con el pulgar en la boca que debería, en cualquier caso, reparar el daño neuronal causado y restablecer la tranquilidad política, amén de abrir el apetito.

Recuerde: la sinceridad es una temible arma política. Si estos episodios, en mayor o menor grado, se suceden con asiduidad en su vida le recomendamos desistir del visionado de noticias, tertulias y reportajes televisivos. Para casos de mayor gravedad recuerde siempre que esto no es una página médica y debe asistir a su facultativo de cabecera o a las urgencias más cercanas. En estos casos acuda con su propio fonendoscopio de casa y con algo de dinero suelto en los bolsillos. Se rumorea que la cosa está mala.


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