miércoles, 2 de noviembre de 2011

SÓTANO 71 MUSICAL

QUE NO “EL MUSICAL”, AÚN CONSERVAMOS ALGO DE PUDOR.

No se acordarán ustedes, ¿qué se van a acordar? El último disco que comentamos se remonta al 2005. Un momento para un envejecimiento súbito y seguimos. Ya tocaba retomar las críticas musicofóbicas que en otros tiempos nos hicieron pasar totalmente desapercibidos en ferias del disco usado de medio mundo. Las críticas, como es obvio, corren a cargo de la persona más experimentada en estas lides entre nuestros redactores: Rodolfo Puñetes, que interpreta el Vals de los Cocodrilos a golpe de bolígrafo en la mesa que es un primor de oírlo.

“DISTANT NOISES AT DAWN.”
Publica Melofagos Empedernidos. 



“Una extraña joya de compases calmados destinados a remover el ansia de belleza propia del ser humano”. Así lo ha calificado el folleto de ofertas en droguería y muebles de jardín de Supermarcados Sacamantas. Melófagos Empedernidos perpetúa así su línea de raros ejemplares musicales a medio camino del objeto de culto y la mueca de amargor tras lamer un pomelo. Esta casa de vinilos, capitaneados por las sabias manos del el ex vocal de mesa de las elecciones municipales de 1984 en la Escuela Infantil Los Calamaritos, nos presenta un extraño trabajo del colectivo Greco-Húngaro Apaporreum.

Su estilo toma prestadas para devolver la esencia del Dark Ambient, mezclándolo con reminiscencias de ritmos industriales y patadas a una lavadora en un descampado a las afueras de una ciudad dormitorio. Los expertos han querido ver una encencida denuncia contra la alienación de la vida urbana y la intransigencia de el hombre embrutecido, enfrentado al constante despojar de derechos y la retirada de saludo en el ascensor.

Los detractores, que los hay, lo ven un poco menos molesto que un portero automático estropeado en constante pitido a eso de las séis de la mañana. Difícil es el camino del osado que se atreve a innovar las fórmulas trilladas. Aunque admitimos que los momentos de silencio entre pistas son verdaderamente lo mejor del disco.




“PELEA POR UNA PLAZA DE APARCAMIENTO. OP 53. NR. 2”
Distribuye Die Prussiam Gramola.



Excarvando en las lóbregas catacumbas de los almacenes del Museo Nacional del Soplido, el Porrazo y el Pellizco de Cuerda se han recuperado las partituras originales del maestro Higo Mazicosi para la obra que titula el disco, prohibida por las autoridades alpinistas en su época por riesgo de avalancha. Las piezas que componen el disco debieron esperar ser estrenadas por un cuarteto de pintores en la restauración del Palacio Principesco del Do Sostenido. Debido a su desigual acogimiento por parte de los transeuntes su representación fue sustituida por un guiñol que se mantuvo séis años en cartelera.

Resctada del olvido sin petición previa, la partitura ha sido arreglada con tiento, cinta adhesiva y bastante paciencia por los becarios de los alumnos del Coro Fraternal de Nuestra Señora de los Tapones, y ahora es presentada en este doble vinilo con la calidad y la casi inexistencia de rayaduras a la que nos tiene acostumbrados la marca bávara, interpretados por la orquesta especializada en pachangas veraniegas Luz e Ilusión.

Algunos atribuyen a esta obra el apadrinamiento de la nunca bien ponderada corriente expresionista de Baviera, que nos dejó momentos musicales de impresión como la Tocata y Fuga por unas Deudas OP. 89 de Vázquetovich o la Requiem Para un Príncipe Amodorrado en el Palco de DeBuzón.

De todos modos, créase o no se crea, la obra de Higo Mazicosi fue de gran importancia para sus coetáneos. Comenta en sus memorias Críspulo Atronante “Si me hice otorrinonaringólogo fue por haberme cruzado en mi periplo vital con este rascamiento de cuerdas sin piedad. Desde entonces no me he acercado a un violonchelo ni en tebeos”. Como contenido especial cuenta con una pista con la pelea en versión audio-descrita para incautos.

2 comentarios:

loquemeahorro dijo...

Lo del sonido porterillo automático estropeado me ha llegado a lo más profundo de mi ser.

Y también lo de ver críticas a la sociedad deshumanizada actual, donde los vecinos ya no saludan, y las señoras ya no sacan las sillas de enea a la puerta para cotillearte sin piedad ninguna.

Oh, qué bonita era antes la sociedad.

Mr.Incógnito dijo...

Nos alegra que estos minutos musicales hayan despertado un pelín su conciencia social en lo que a elevadores se refiere y haya despertado una añoranza por esa añeja sociedad que sólo conocimos en pinículas.