AUTOSECUESTRO A PUNTA DE CUCHARA ( de postre ).
Momentos de tensión fueron vividos ayer por la tarde a la hora del magazíne del corazón a las puertas del Banco Estrujador de Créditos. Tras el aviso de secuestro a la autoridad por parte de un comunicador anónimo con voz aflautada y propenso a pronunciar “puñetas” cada palabra y media, se personaron dos calles más arriba del lugar de los hechos fuerzas y cuerpos de seguridad del estado así como el alcalde de la localidad por error, que declaró poco después “ví a mucha gente y pensé que era una inauguración de las de cortar cinta”.
El secuestrador, que responde al nombre de José Luisa Pómez si está atento a lo que se le dice, apareció ante la autoridad allí congregada advirtiendo que el secuestro tenía lugar un par de calles más abajo. Recogieron los bártulos y secuestrador y fuerzas del orden departieron amigablemente en el agradable paseo hasta el lugar físico de lo acontecido. Una vez allí la situación se tornó tensa y los responsables atendieron con papel y lápiz del dos las reivincaciones del secuestrador, que se apuntaba a sí mismo a la altura de la yugular con una cuchara de postre por la parte de meter el hocico. Sus peticiones eran simples y cristalinas “¡quiero un millón de helicópteros pequeños y sin marcar en una bolsa de plástico en la acera y un billete con piloto y gasolina en el aeropuerto, que ya le digo yo dónde nos bajamos!”.
La autoridad de intervención rápida, los Suguast, mandaron agentes a los tejados colindantes a razón de quince por minuto, consiguiendo tener una vista de la ciudad plagada de hombres de uniformes que se saludaban con la manita de lado a lado de la calle. Los expertos afirmaron temer por la integridad del asaltador “quizás logre rascarse el cuello y sacarse una bola de pelusa, o peor, de roña, que ya se sabe que si descuida uno la higiene la parte del pabellón auricular, se cría una pringue que asco da de verla “. Una vez detenido y despeinado de malos modos como dicta el reglamento, el agitador afirma en un momento de distracción de las autoridades “no quería yo dañar a nadie, por eso me he secuestrado solito y sin testigos, yo es para que me revisen el euribor a la baja, que lo llevo con mucha presión y en las cuestas de final de mes lo noto que me tironea”. Tal y como está la cosa, las autoridades esperan tal aluvión de imitadores que ríase usted del primer día de rebajas.
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