INDUSTRIA ALIMENTICIA ALIADA CON LOS INSTINTOS PRIMARIOS.
“La venganza no es buena, mata el alma y la envenena”. Estas sabias palabras eran pronunciadas por el insigne académico Louis de Chippenydalequedale. Ahora que miro hacia atrás con cuidado de no producirme un esguince, también podría ser que la oyera en aquella mítica serie “El chavo del ocho”. No me hagan mucho caso, estas fiestas me han obstruido las entendederas, me temo. La multinacional de la alimentación Prudencia, conocida localmente por sus croquetas rellenas de caspa, da un paso más al abismo contable comercializando un producto que, en palabras de su responsables, “confiamos en su viabilidad en el mercado. Más que nada, porque si no se vende nos lo vamos a comer con patatas, ¿y usted sabe a qué precio anda el maldito tubérculo?”.
Pasando al producto en cuestión, pues esto no es más que un espacio publicitario encubierto, como los míticos minutos musicales de nuestra querida chorravisión, “Venganza Precocinada Prudencia” se prepara en escasos minutos con un golpe de calor de microhondas. Incluso acercándole una cerilla a la caja, usted verá por arte de birlibirloque como un aguerrido tipo de mandíbula poligonal, ojos esquivos y nulas dotes interpretativas aparece en su cocina, o en su baño si usted ha instalado en tal ubicación su aparato microhondas: es su casa y la decora como le sale de los bigotes, diga usted que sí. Descongelado y tras unos instantes de estrujarse la americana, este vengador precocinado le preguntará por los datos del interfecto al que usted le profesa tirria desde que se quedó con aquel cromo del jugador Pipirrana del Athlético de Cigüeñal cuando acudían a segundo curso de párvulos. Porque las afrentas de pequeñito son las que más se recuerdan. Luego uno se hace mayor, le crecen las orejas y no puede pelearse usted con su superior a la hora del café detrás de las porterías.
Una vez consumada la venganza un aditivo artificial hará desvanecerse a su ajustacuentas particular, haciendo que usted desembolse una cantidad extra por cada venganza en cadena ¡qué listos son los señores de Prudencia!. “Según vayan las cosas, tenemos previsto comercializar cajas familiares con cuatro integrantes de un comando injustamente acusado de un delito que no había cometido y fugado de la prisión a la que había sido confinado. Si no, pues descongelaremos a veinte justicieros y formaremos un equipo de júrgol, que aquí es lo que pita”, se despacha a comodidad el señor Terrones, presidente vitalicio de Alimentación y Fundas de Amianto Prudencia.
Varias asociaciones de ociosos sin ánimo de lucro ( para su desgracia, añaden ) han protestado a las puertas de la multinacional del timo filatélico Forúnculo Pirratélico a raíz de la comercialización del producto. Su portavoz, Matías Sosías explica las razones “la factoría de Congelados Prudencia está lejísimos. Aquí protestamos en pleno centro y total, para lo que va a servir”. En su última actuación en público, el señor Terrones responde a las protestas con toda la calma y sabiduría acumulada en cincuenta años de cargo: “¡que me dejen ustedes vivir, caramba, si protestan tanto algo habrán hecho en el pasado. Que cada vela aguante sus palos!”. Empujado por su sobrino de confianza somos desalojados del despacho, con el consiguiente problema acústico por su parte para seguir oyendo nuestras preguntas. En lo sucesivo tengan ustedes cuidado con lo que descongelan. ¡Y aquel cromo de Pipirrana lo intercambiamos, ahora no me vengas con esas Manolito!.
Informó Álvaro Coque, redactor reserva criado en barrica de roble compostelano.
2 comentarios:
Oiga, pues yo le veo a esto un tirón comercial que no se imagina. Mesmamente me se viene a la cabeza que cuando tenía cuatro años mi hermano me rompió el tiranosaurio y que no pude yo romperle la cabeza, la de mi hermano, digo, por la manifiesta dureza y fabuloso diámetro de la misma, pese a mi denodado afán y al hecho de estrellársela reiteradas veces contra el canto de la encimera de la cocina. Que era de marmol, porque en mi casa siempre materiales nobles.
Siempre he querido resarcirme de tamaña afrenta, pero la cabeza de mi hermano creció sin respeto alguno por el canon jónico de la siete alturas, ni digamos de la curva praxiteliana, y a día de hoy su cabeza es tan dura y a la postre tan perfectamente esferoide que resulta imposible de romper. Se lo digo principalmente porque anoche mismo se la estrellé de vo contra el bidet del baño, sin m´ñas resultado que la rotura del bidet. Un Roca aténtico porque, lo que le digo, en mi casa, siempre primers marcas.
Le agradezco enormemente esta sugerencia comercial encubierta, señor Coque, pienso amorrarme al teléfono right now, y ya le daré cuenta de los resultados del citado producto.
El staff de redacción, en caso de tenerlo, le ofrece de manera gratuita sus más sentidas condolencias por, en orden de aparición, su tiranosaurio, los complementos de baño y usted mismo por estos sufrimientos sobrevenidos. Compre ahora y arrepiéntase después.
Publicar un comentario