viernes, 29 de agosto de 2008

PANA MORTAL.

PELIGROSO TRAJE AMARGA LA EXISTENCIA DE SEÑOR HONRADO.
( Es bastante probable que, tras la lectura de este artículo, se sienta usted, lector o lectora, algo decepcionado por la ausencia de peligro real para la salud del protagonista de la noticia. Viene a ser como las ilustraciones de los dvdeses de la estantería más alta del videoclub...no disimule, sí, esos: rara vez las señoritas de escaso recato moral de dentro y fuera coinciden en número y/o forma. Le recordamos igualmente la gratuidad de este servicio de noticias. Molesten las disculpas.)

Poco imaginaba el pobre señor Ambrosio Plantalamata las vicisitudes morales que le esperaban tomando un café en la esquina al salir del taller de costureros, sastrería y retractilado Herederos de Lasisa. Con su terno bajo el brazo y saludando al tendido cual torero a la espera de la alternativa, el señor Ambrosio pretendía estrenar su primoroso traje de pana, de pechera cruzada, doble tirabuzón y raya diplomática en la boda de la sobrina de la portera de la finca colindante al edificio de viviendas en el que un primo suyo ejerce de chapuzas ocasional. Sí, hay poca relación consanguínea, pero si le invitaron no es cosa de que usted se meta y ponga faltas.

Los primeros avisos en formas de leves espasmos involuntarios de párpados llegaron tras enfundarse en el traje con la ayuda de un tambor de polvos de talco. Pizpireto y apuesto, el señor Planchalamanta moviéndose por el pasillo de casa cual astronauta en la luna, estaba listo para acudir al enlace y posterior cuchipanda. Aquí mismo se aparta la historia, dejándola reposar, y se pican muy finitos los problemas para añadirlos a continuación.

Los primeros aspavientos manuales involuntarios impactan el el denominado pescuezo u cogote del conductor del taxi que los transportaba al evento. Aguantados estoicamente los dos primeros, al tercero el profesional avisa al señor Pintalamancha “mire usted que se va a comer usted el asiento aunque tenga yo que conducir en cuclillas” según declaraciones del mismo cenicero del taxi. Estos movimientos manuales, pélvicos y auriculares causan gran desasosiego en la persona del señor Pinchalamonja, que se deshace, cual hojaldre de dos pesetas, en disculpas. Si todo quedase en este capítulo cuasicómico no sería objetivo de nuestros afilados lápices ( quizás sí, estamos en verano y los extraterrestres andan de vacaciones ) pero lo más grave llega al introducirse, no sin esfuerzo y rodeando un par de veces la manzana, en el templo eclesiástico, marco del enlace matrimonial. Entre cabriolas asesta sendos palmetazos en la espalda del Coronel de los Ejércitos Submarinos Gómes y Gómes de Gomorra, invitado a la ceremonia. Debido a su cierta edad, sufre una indisposición severa transitoria seguida de amenazas sable en ristre. Calmados los ánimos el señor de sotana da comienzo al part...a la ceremonia minutos antes de que se desencadene la tragedia. Introducida por su propio pie la señora novia, los novios se dicen “te quiero churri y esas cosas” cuando el tiempo se detiene. La mano derecha del señor Pontelaschanclas impacta de pleno en el denominado trasero de la contrayente, para descoco de unos y chanzas de otros. El señor Pillalascharlas es acompañado amablemente al cuartelillo más cercano por miembros de la autoridad local.

¡¿Porqué no se anuncian los peligros de los artículos en la siempre llamativa
publicidad?!.¿Porqué?, me pregunto, bramando al cielo con los puños en alto.
Fin del primer acto.

Según algunos expertos consultados, el incidente podía deberse al pinzamiento vertebral del sujeto en cuestión debido a un traje dos tallas más pequeño, ya sea por error doloso del sastre o a que el comprador metió tripa a la hora de las medidas. Para otros, en cambio, podía deberse a una posesión espiritual transitoria debido a una pana impregnada por fuerzas demoniacas de vaya usted a saber dónde. Un señor del barrio nos comenta “esto lo podíais haber contado como viejo verde toca el culo de novia en mitad de boda y termináis antes”. No somos amigos de este tipo de periodismo, al que rechazamos de pleno, y nunca utilizaríamos la palabra culo en nuestras noticias. Eso y que tampoco se nos ocurrió antes de escribir la parrafada, todo hay que decirlo.

Informó Perico Toronjas desde Massachussets

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