ENCUENTROS INESPERADOS EN EL SUPER-DUPER.

COINCIDIMOS CON EL EMPERADOR CÓSMICO EN EL PASILLO DE LAS CONSERVAS.

Desconocido por la mayoría del género humano, sólo un puñado de afortunados han tenido la ocasión de cruzarse en el camino de este personaje. Muchos han viajado años luz de distancia para hacerse una foto con él. Otros muchos vigilan dia y noche gigantescos radares buscando algún indicio de su existencia. Incluso los hay que pretenden conocerlo con una concentración mental que hace que se les arrugue el cogote. Nuestro interés por su figura no iba más allá de la pura curiosidad, pero al acudir al supermercado del barrio a por un par de cosillas de consumo diario, nos topamos de bruces con él. Nuestra vida ha cambiado.

Acudimos en grupo para dividirnos la ardua tarea de la compra. A un servidor le fue encomendada la arriesgada tarea de encontrar dos latas de atún cretácico en aceite de moras. Allí estaba yo, sufriendo las consecuencias físicas de estar en cuclillas a mis edades ante una interminable estantería, cuando a mis espaldas sentí una enigmática voz y una especie de energía. El emperador cósmico dirigió su atención sobre mi, pobre mortal, y me dijo “perdón, ¿me dejas pasar?”. No alcancé a entender el significado total de sus sabias palabras, pero mi reacción fue la de dejarle paso. Inquieto como un aspirante a concursante de un reality show, me acerqué a él. Lo que transcribo a continuación fueron sus reveladoras enseñanzas.

-Maestro –le dije- ¿es usted ciertamente el Emperador Cósmico?
-Ehhh, sí sí –me dijo distraido, como pensando en los mecanismos del universo.
-Cuénteme, luminosidad eterna ¿qué le trae por aquí?
-Tomate en lata a dos euros y pico, qué barbaro. ¿Decías?
-Sí, amantísimo lucero, ¿ me trae un mensaje?.
-Ya estamos con las revelaciones, no puedo salir de casa cinco micrones sin que se me arrime un iluminado. Mi consejo es....que te busques otro supermercado, en este los precios están a la altura del cinturón de asteroides de la galaxia Orlac.
-Pero, ¿qué le trae ante nuestra humilde presencia?
-Nada joven, que mi señora está fuera de casa y estoy de rodriguez.
-¿Está casado?
-Hombre, más que nada porque a mi señora suegra le hacía ilusión, si nosotros ya vivíamos juntos en la urbanización Persey en Aldeaaran. Por los papeles, y por el convite, que tuvimos allí a nobles cósmicos de....bueno, ¿qué hago yo contándote mis cosas?.
-No se marche, déjeme acompañarlo un trecho del camino.
-Venga, pero no te pongas pesadito, y traeme un bote de sopa de comino en polvo.

Tras realizar la misión encomendada volví a su lado. Compartimos el silencio, sólo roto por las emanaciones fosfóricas de su luminiscente masa corpórea. Miraba latas y envoltorios, y resoplaba de cuando en cuando. Comparaba marcas y cogía la más barata. Me armé de valor, y me atreví a preguntarle de nuevo.

-Altísima alteza, me ha comentado que está de rodriguez....¿qué ha sucedido?.
-Nada, que la ceporra de mi cuñada se empeñó el fín de semana en ir a esquiar con los niños a las laderas heladas de Septentrión, para aparentar con las vecinas. Se cayó y se torció un clixon, así que tiene que estar en cama. Y la boba de mi señora, que le digo boba porque no anda por aquí, ha ido a echarle una mano.
-Así que después de todo, tiene una vida normal.
-Bueno, con sus cositas. Los uniformes del cole de los niños, la declaración del Impuesto del Imperio Añadido...
-Una última enseñanza, oh, -no se me ocurrían más calificativos, así que dejé el “oh” en el aire.
-No te cueles en la fila de la caja.
Ya se iba, pero se volvío, con una lata de estofado de mero y acercándomela, inquirió:
-Tú que ves mejor que yo, ¿esto tiene mucha grasa?.

Así terminó mi celestial experiencia. Me mostró cosas que nunca creeríais: planetas más alla de astros que no conocemos y monovolúmenes aparcados en las puertas de un” tal Jauser”.Me eligió como sus ojos....y me mostró tantas cosas, que las tuve que apuntar detrás de la lista de la compra.

Informó Eldemiro Jil, iluminado.