C.I.A.N. CUNA DE GENIOS.

VISITAMOS EL CENTRO DE INVESTIGACIONES ABSURDAS NOVEDOSAS

Amanece. Una desgarbada figura recorre al trote el camino de tierra que lleva a las instalaciones centrales del C.I.A.N. levantando nubes de polvo. Transporta un pesado maletín de piel de becerra, pero aún así, mantiene un ritmo de zancada envidiable. Mi compañero fotógrafo por correspondencia y yo, que acudimos a nuestra cita con el reponsable de este centro, preguntamos a este sujeto si realiza footing a estas horas todos los días. Nos responde que no, que viene corriendo desde casa porque se le ha hecho tarde. Es una muestra evidente de que de que los trabajadores de este centro dedican su capacidad mental por completo a la investigación, obviando las nimiedades cotidianas.

El motivo de nuestra visita es el recién concedido premio Noble a la Causa Científica más Descabellada, que se entregará si las autoridades así lo permiten en el “Club Conejitos”sito en el kilómetro 3 de la carretera de Sagasta un día de estos. Pretendíamos entrevistar al mayor número posible de estudiosos, pero habían ido de excursión al cine ( palomitas incluidas ), por lo que la falta de científicos era bastante patente. A los que no huyeron por los pasillos haciendo como que no nos veían le dimos la paliza ( de pegar no, de las otras ) y algo nos soltaron.

En primer lugar acudimos al Laboratorio de Informática Apalancada. Allí el Doctor Pringosis junto a un becario de 67 años de edad llevan a cabo su investigación que según nos dicen, vendrá a revolucionar el mercado de los ordenadores y del tomate de ensalada. Su trabajo se remonta a los primeros meses del año 1983 P.N. ( post Naranjito ) y se centra en el comportamiento de los números binarios. Desde entonces se sientan nueve horas diarias ( sábados inclusive ) en una incómoda silla de playa y ven desfilar unos y ceros en un monitor hora tras hora, esperando impacientes a que un día de estos aparezca un dos. Ese día, según sus palabras, comunicarán el descubrimiento a alguien que entienda de esto y se pondrán a contar los agujeros presentes en dos millones de héctareas de papel continuo.

Estupefactos y estupefacientes, tras tomar un grumoso café nos personamos en el Departamento de Robótica de Muchas Piezas, regentado por el sin par Doctor Paletas, que tiene un asombroso historial a sus espaldas, un día mirará hacia atrás y se llevará el susto padre. Las investigaciones de este departamento se centran en la robótica aplicadas al campo militar. Tienen prácticamente listo, a falta de un par de piezas que vienen de Alemania, su proyecto más prometedor, un androide capaz de ayudar a las tropas en las tareas más duras: abrir latas de sardinas en conserva y dar la vuelta a calcetines, siempre cumpliendo las tres leyes de la robótica: ver, oir y callar. Los ingenieros esperan retirarse del trabajo con el dinero que les de la patente del cacharro....angelicos.

Queríamos visitar más instalaciones, pero el suelo estaba fregado y la señora de la limpieza nos ponía mala cara, así que terminamos nuestra visita en el despacho del Catedrático de Posibilidades señor Alomejor, que deja la mano flácida al saludar, con la mala impresión que da eso. Este señor es el autor de la tesis “Probabilidades de que en un dado salga un número cualquiera del uno al seis ambos inclusive”. Desconocedores de la utilidad del citado estudio, nos contó que esta bastante harto de que su cuñado le gane al parchís los domingos después del almuerzo, y que eso pronto se iba a acabar, porque sería perfecto conocedor de la mecánica del cubo numérico. Nos fuimos andando hacia atrás y sonriendo no fuera a ser que nos contara algo del dominó y nos terminara de asustar.

Eso es todo lo que pude apuntar, porque escribo despacito pero con buena letra. Pueden estar tranquilos, este país seguirá a la vanguardia de la ciencia esa con el apoyo incondicional de las instituciones que sueltan la pasta. Y ahora ruego me perdonen, me ha dado un ataque de risa histérica y se me ha cogido un pellizco en un costado.

Informó Cliff Palestra.