miércoles, 6 de julio de 2005

CARNE DE VIDEOCLUB. HOY: “PELUCHEFOBIA”

COMENZAMOS CON UN EFICAZ Y PORMENORIZADO REPASO DE LO PEORCITO DEL MUNDO DEL ALQUILER DE DVDESES.

Llega el verano y con él “toda” la población de esta egregia península disfruta de vacaciones ( o al menos en eso insisten los noticiarios cuando se presenta el verano ). De este modo, este medio ( medio algo ), consciente de los gustos y aficiones de cierta gente que, cuando pilla media hora de vacaciones, las invierte en visualizar películas y telefilmes y que odian entrar en una sala de cine para que acompañen a la película ocho niños irritables, una pareja que discute y un señor con gafas que abre siete paquetes de guarrerías fritas, sustituiremos nuestra habitual sección de estrenos de cine por estrenos de videoclub, cambio que, a la postre, nos deparará momentos de intriga, acción y muchas carcajadas ( sobre todo viendo lo que esta escupiendo la industria del cine últimamente ).

Para empezar con algo fuerte, hemos elegido en votación democrática ( con dos inspectores de la ONU esa pegados al cogote ) hablar de: “Peluchefobia”, fantástico film de los estudios Bodrio, y que representa el camino que hoy por hoy el mundo del celuloide se ha empeñado en seguir de manera reincidente. Cabe decir que el guión es meramente anecdótico, un vehículo para el lucimiento técnico del equipo de producción, que debía estar bajo los efectos del alcohol durante los siete dias y dos noches que duró el rodaje. Markit Fingerman, antiguo piloto de combate, es en el momento en el que se desarrolla la película un vigilante de una planta industrial en lo más profundo de los USA. Cierta noche se produce un accidente ( provocado casi con certeza por la falta de indicadores e instrumental en el decorado del rodaje ) con la consiguiente explosión, imágenes de gran belleza, eso sí, extraidas directamente de otra película o superproducción hollywoodiense. Nuestro héroe ( por llamarlo de alguna manera ) agarra una furgoneta al darse cuenta de que está sufriendo los efectos de un extraño líquido derramado en el accidente. Conduce como si estuviera en los coches de choque de una feria cualquiera hasta que se estrella con una fábrica de peluches que se le cruza por delante ( de no ser así, en la película es lo que parece vamos ). La fusión del líquido peligrosísimo y una placa metálica alojada en su craneo( recuerdo de su paso por el ejército ) hacen que su alma (¿?) se desprenda de su cuerpo y se introduzca entre los algodones de un oso de franela bastante grande que andaba por allí. Mutado de esta ridícula manera, procede a vengarse ( siempre hay que vengarse ) de los responsables de la planta química que lo ha dejado en tal estado, acabando con sus vidas uno a uno y de maneras cada vez más ingeniosas ( siempre hay que terminar con los enemigos uno a ....bueno, ya saben, alguna películilla de estas habrán visto ya ).

Con una falta de iluminación tal que es recomendable que se vea el film acompañado por una linterna de las buenas, es una unión tal de desbarajustes que incluso parece buena. Atención especial a los efectos especiales de “tres a un euro”, a las hieráticas interpretaciones de buenos, malos y apuntador ( que por ahí aparece de vez en cuando ). En su parte positiva, el acertado uso del micrófono-jirafa, siempre visible en la parte superior de la pantalla, como metáfora del yugo del capitalismo y del sempiterno abuso de autoridad....o eso, o simplemente que se ve el micro por arriba vamos.

Puntuación: 2,7 porque la caja de plastiquillo donde viene el dvd no es mala del todo.

Ficha técnica ( es un decir ) Director: Plasencio Cigarra. Actores ( sí ya ) Jaimie Cuchete, Taylor Multiusos, Christina Unpimiento. Guión : Horace Juntaletras, sobre una novela de Piter Achuchón Devientre. Fotografía: Rogelio Obturador. Música: Charles Francias Mandacusas III. Producción ( el zoquete ) Christtianson Martir.

Distribuye: Películas y Coleccionables Ventrescas a la Romana.
EEUU-España-Honduras. 2001/ 89 minutos y dos segundos ( record olímpico de más bazofia en menos tiempo ).

Criticó el que tenía que criticar.

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